El ser humano es un sistema; una enorme red de piezas interconectadas y organizadas para sobrevivir y progresar. Me doy cuenta que podría utilizar esta misma definición o muy parecida para la familia o a la comunidad.
Vuelvo al ser humano y en concreto a su cerebro. Su tarea más importante es garantizar la supervivencia, todo lo demás pasa a segundo plano.
Así, el cerebro debe:
- generar señales internes para saber qué necesita el cuerpo: comida, descanso, protección, sexo, cobijo, etc
- crear un mapa del mundo para saber dónde puedo satisfacerlas
- pasar a la acción, movilizarme para conseguirlas
- darme la información precisa sobre los peligros u oportunidades que puedan aparecer en el camino.
- adaptar los movimientos a las circunstancias concretas del momento.
Y a todo esto, como somos mamíferos está bien recordar que sólo sobrevivimos y prosperamos en grupo. Toda la lista de imperativos para la supervivencia requiere de coordinación y colaboración.
Aparecen desajustes en nuestra mente y en nuestras vidas cuando:
- no percibo las señales internas o lo hacemos de forma exagerada.
- mi mapa del mundo me lleva a lugares donde no quiero ir y no satisfago mis necesidades.
- las acciones que realizo no están en sintonía con lo que yo siento.
- no percibo el peligro o estoy en modo hipervigilante, que por ser constante deja de detectar las señales.
Uno de los ejes importantes en nuestra manera de acompañar como expresaba el psiquiatra estadounidense Elvin Semrad (1909-76) es que la persona contacte con –saber lo que ya sabe y sentir lo que ya siente-.
Reconocer lo que hay, qué necesito, qué hago para conseguirlo y estar en la vivencia, sentir, experimentar y sostener los resultados para así recibir la nueva información. ¿Es válido para mí, me sirve? ¿Era otra mi necesidad?
Y así vamos reaprendiendo.
Si tienes la curiosidad, el impulso y/o la necesidad de revisar alguno de estos puntos, te acompañamos a hacerlo:
Anna Gómez Quero anna@tulibertadinterior.com 678910820
Sergi Regàs Antherieu sergi@tulibertadinterior.com 650761774
Texto inspirado en el libro “El cuerpo lleva la cuenta” de Bessel van der Kolk