No se trata de evadirme con la práctica de yoga, se trata más bien de dejar de ignorar lo que ocurre en mí.

Mi relación con el yoga ha ido cambiando con los años.

Una de las cosas que he ido viendo con el tiempo es que practicar me ayuda a cuidarme. Mis decisiones están más acorde con lo que realmente yo quiero, le dedico tiempo a la cocina y a comer de forma nutritiva, me permito más pausas sin necesidad de que éstas “sirvan para algo”, me escucho y me juzgo menos.

Cuando tengo miedo, estoy inquieta o frustrada me ayuda a mantenerme ahí, sabiendo que en algún momento “eso” se va a transformar, pasará, igual que lo hace la incomodidad en una asana.

He aprendido a no negar lo que siento, no tengo por qué fingir. Sí, soy consciente de que he escrito un concepto positivo desde la negación. Ese fue uno de mis primeros pasos.

A veces sentir puede ser abrumador e inquietante. Empezar tu práctica y observar como tu diálogo mental sólo está dirigido a una asana que harás en una hora y que para realizarla precisarás ayuda y tendrás que pedirla… puede movilizar todas la vivencias del pasado que de alguna manera estén relacionadas en tu cerebro con pedir, con la carencia, con no ser suficiente, con no recibir ayuda….

En terapia una de las máximas con las que trabajo es “El cuerpo siempre dice la verdad” así que me pregunto:

¿Cómo es que se me acelera el corazón nada más pensar que necesito ayuda?

¿Cómo me siento tan incómoda en mi cuerpo  y al mismo tiempo no se definir que me ocurre?

¿Lo que siento es hambre o ansiedad?

Y si además de observar y darme cuenta de lo que me ocurre le pongo una dosis de curiosidad?

Yo he encontrado en el yoga una manera fantástica de reestablecer una conexión conmigo misma, de evolucionar y de cultivar el autocuidado como persona y como terapeuta.

Entre colegas en supervisiones hablamos de cómo mantenernos centrados, de cómo no llevarnos a casa algunas historias, de cómo sostener un día largo de sesiones…. Mi respuesta es practica Yoga!

Bessel van der Kolk en su libro “El cuerpo lleva la cuenta” escribe: “Una de las lecciones más claras de la neurociencia contemporánea es que nuestra percepción sobre nosotros mismos está anclada en una conexión vital con nuestro cuerpo. No nos conocemos a nosotros mismos mientras no podamos sentir e interpretar nuestras sensaciones físicas.”

Si algo puedo desearte para el 2020 es que sientas la llamada del autoconocimiento,  con amor, empatía y curiosidad.